Tuesday, September 27, 2005


SENTIMIENTOS A LA CALLE (I WISH)

Mientras el sol comienza de pronto a ser más molesto que días anteriores, puedo procesar algunas cosas en mi diario transitar por Santiago. Resulta lamentable ver tanta gente pobre, discapacitada y enferma pidiendo dinero por las calles. Verlos puede hacer olvidar la alegría más materialista y banal que podamos tener en ese momento. Todavía recuerdo cuando me moría por un chapsui pollo y vi a una viejita que por su rostro juraría que tenía aun mas ganas que yo de comer, no chapsui… sino algo. Entonces ¿Cómo comer?, y entonces ¿Cómo no comer?. Ese es el fatídico ciclo de lo triste que se vuelve nuestro alegre bienestar de vez en cuando (y no hablo de lujos, hablo mas de tranquilidad), lo insoportable de tener poco pero tener más que los que tienen más poco aun. “Insoportabilidad” que por lo menos se ve mitigada por el par de monedas que hacen olvidar que hemos hecho prácticamente “nada”, o hace pensar que podríamos estar avalando alguna especie de “estafilla”, de “engañillo” por parte del mendicante al cual hemos “ayudado”.

A decir verdad, no soporto a quienes, envueltos en su egoísmo y paranoia, no dan por que piensan que pueden ser victimas de alguna treta, de alguna “red organizada” de personas que piden para lucrar y usufructuar con la “gran” cantidad de dinero que están entregando solidariamente. No soporto a aquellos que se quedan mirando de reojo a quien hicieron “merecedor” de la exorbitante suma de cien pesos, para ver si en algún descuido pueden darse cuenta de que no son ciegos, sordos, inválidos o encubiertos magnates de la mendicidad. Es cierto que muchas donaciones hacen mucho dinero, pero eso poco nos debería importar al momento de pensar en fraudes, ya que individualmente sólo estamos dando una mísera parte de lo que tenemos con la esperanza de que sea de alguna ayuda. Por mi parte, me gustaría tomar esa desconfianza arraigada y darle una vuelta de tuerca, verla desde un punto de vista mucho mas humanitario no obstante para nosotros pudiera no ser de lo mejor: Pensar en que ojalá sea así , pensar en que ojalá cada persona a la cual hemos ayudado, al final del día se levanta y se va riéndose de nosotros a su casa, pensar que los ciegos ven, los sordos oyen y que los enfermos se mejoran al terminar la tarde, pensar en que los perjudicados somos nosotros con unas cuantas monedas a cambio de que no existiera tanta miseria de la cual adolecerse, que no existieran tantas personas que tienen que salir a tratar de conseguir comida, abrigo o un milagro y que no son tantos, y tantos los que sufren, de tantas maneras diferentes, de tantas tristes maneras diferentes. No por avalar esta practica, sino preferir, no por justificar el engaño y el robo, sino prefiriendo estos males, que nos hacen un insignificante daño, al sufrimiento constante de aquellos que de verdad conocen lo que significa sufrir.

“QUE EL SUFRIMIENTO SEA MENTIRA”

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