Sunday, January 10, 2010

Alice in Fakeland


Pensé, ingenuamente, que en estas vacaciones mis letras seguirían hablando de temas más sentimentales y menos pragmáticos, sin embargo, parece que la contingencia impide abstraerme de asuntos que me despiertan anticuerpos: como en el caso de la política.

Para empezar, lo que me parece gracioso es, por un lado, el comportamiento de la clase política nacional (especialmente una), y por otro, la ignorancia y singularidad de comportamiento que exuda la gente en general; por lo que trataré de separar los temas para no crear confusión.


1.- Coalición por el cambio: su ADN

En primer lugar, y para no polarizar la opinión, vamos a pasar por alto el importante tema Derechos Humanos (impregnado en la historia de la derecha chilena y parte del currículum de TODAS las vertientes político ideológica si hablamos a nivel mundial) y me centraré en la actualidad: ¿Por qué la derecha chilena pretende no ser lo que es? ¿UDI popular? ¿Derecha progresista? ¡WTF! Pero así es, en chile tenemos una derecha camaleónica que reniega de lo que, por definición y por integrantes, debería ser: una coalición conservadora, antítesis del progresismo (lea la RAE), que esconde en sus entrañas un proteccionismo del los sectores más acomodados, en fin… DERECHA. Sí, los mismos que estamos acostumbrados a que defiendan a las isapres, las empresas, los que votan en contra o ponen reparos a las leyes laborales, los que votan en contra de leyes que van en contra de sus principios religiosos elitistas y una suma de acontecimientos más que no deberían impresionar a nadie. EL PROBLEMA, es cuando se convierte, a causa de su sed de votos y de poder, en una confusa imitación de una forma de gobernar que, por principios, tiene contenta a la gente, pero que por rostros (Partidos) y nefastos acontecimientos (todas las irregularidades que ya sabemos), los tiene cansados y deseosos de una gran limpieza. La derecha chilena es como ese tipo que trata de conquistar a tu polola de años en base a mimesis, copiando lo que en esencia te hace una buena pareja, pero aprovechándose de la rutina y de los errores que has tenido. Mostrándose como una renovación, una versión actualizada y mejorada de lo mismo, una versión 2.0. (Y la tienen fácil si por el otro lado; o se la pasan peleando, o lo que queda no es más que demagogia izquierdista rancia e inverosímil)

Tendrán que pasar las elecciones para que piensen todos con una ingenuidad infantil: “sí, eran conservadores, eran pro elites económicas, pro privatización. Sí, ¡eran de derecha!”


2.- El Candidato

Tanto se reían algunos, cuando Alan García, portador de un historial turbio y objetable fue electo presidente de Perú: “los peruanos no tienen memoria” decían muchos, viéndolos injustamente como una nación de aborígenes desinformados, nada comparado con nuestra grandeza y civilización (nótese el sarcasmo). Señores de aquel 44% en diciembre pasado: ¿Y el banco de Talca? ¿Y la información privilegiada? ¿Y las multas de superintendencia? ¿Y los votos del senado pro elites? ¿Y el episodio de la radio “Kyoto” donde trataba de hacer quedar mala una candidata de su misma lista? Como decía mi abuelo “no mires la paja en el ojo ajeno…” El tipo tiene un historial sumamente cuestionable y punto, sin embargo, ¿Que hacen sus partidos? Saturan a la población poniéndole play a su reproductor con una batería de temas cliché (temas elegidos a dedo para el gusto del “cliente”): Delincuencia, Corrupción, etc. Si les hablan de los negocios, ellos hablan de los “negociados”, si les hablan de cosas de fondo, ellos sacan temas sensibles como delincuencia, drogadicción, etc. Buena combinación para mantener a la gente alejada de los pilares en los que sustentan sus políticas, los cuales obviamente no son ni serán populares.


3.- Los electores y la idiosincrasia chilena

Desde el principio nuestra sociedad se ha caracterizado por algo muy singular e insólito: su “arribismo”, el mismo que hacía pagar sumas increíbles a los nuevos ricos nacionales para ser invitados a los eventos de la alta sociedad por allá en los principios de la república, luego fueron los celulares de palo y un sinnúmero de actos con el mismo objetivo: aparentar. ¿Cuál es el afán de muchos chilenos por decir que son de derecha para que los crean “cuicos”? Como si el hecho de hacer pública esta opción política los envistiera de un aire ricachón y opulento. Aún recuerdo cuando mis compañeros de curso más snobs, aquellos que apenas tenían para terminar el mes, aquellos que andaban forrados en marcas (algo que era un lujo en los 80), decían a sus 8 años y con la correspondiente “papa” en la boca que eran del SI. Hoy pasa que muchos jóvenes andan con pulseritas o poleras de la coalición con un claro afán arribista, pues no tienen la más mínima idea de qué plantea su coalición y su candidato, pero eso no les importa mucho pues juran, en sus insulsas mentes, que al ser de derecha serán inmediatamente catalogados de jóvenes tipo The OC completamente ABC1 y de familias adineradas.


Como conclusión, es importante no abanderizarse por algún sector político, pues todos tienen los mismos problemas que uno evidencia en los seres humanos: problemas de poder, ambición, corrupción, etc. Pero SI hay que darse cuenta de que existen planteamientos de fondo que no dan lo mismo y que nos permiten ver cual es la verdadera cara de quienes pretenden gobernar el país. Lea entre líneas. Hace bien.

Thursday, January 07, 2010

Un Año




... Ya son siete las postales de la vida, y miles los paisajes.