LAS VOCES OLVIDADAS (DE LA GENTE)

Para los que aun no lo saben, y creen que la historia es el pasado, bien vendría decirles que la historia es simplemente el pasado convenido, el pasado acordado y muchas veces acomodado por la ideología de turno. Una oda a la subjetividad, disfrazada con datos objetivos que, contradictoriamente, a veces ni siquiera lo son; por eso, hay que tener cuidado cuando decidimos cegarnos y mostrarnos como fanáticos encolerizados detrás de banderas y pancartas, gritando y actuando irracionalmente, o dejando escapar palabras y pensamientos que solo hacen ridiculizarnos.

Haber nacido en una familia apolítica (como muchas, sobretodo en provincia), me dio un plus con relación a todo el tema del golpe de estado y el régimen militar chileno. Nunca escuché comentarios argumentativos de esa época, mas sí me pude empapar de las voces de la gente, sobretodo gente de la tercera edad, que aislados de partidismos se dedicaban a relatar hechos puntuales acaecidos en aquellos años, como mi abuela paterna, que en su inocencia casi naif, y sin intención de aplicar un mecanismo suasorio hacia mis ideas me contaba cosas que sucedían a su alrededor, lejos de las pancartas, lejos de Allende, lejos de Pinochet. Como cuando me contó algo que para ella era un horrible acto contra el prójimo, pero que en los oídos de su nieto se convertía en un revelador detalle de aquellos tiempos: “Algunos vecinos y comerciantes del sector llegaban en la noche con sus camionetas llenas de mercadería, pero extrañamente no vendían mas del 10% de ella, incluso un día vi como mi vecino tenia pudriéndose la comida y yo le preguntaba para qué lo hacía; había que hacerlo, me respondían” o de el amigo de la familia que vivía en Tejas Verdes y que se cambió de casa porque en la noche sólo escuchaba gritos que se perdían en la inmensidad de campo, y que no correspondían a ninguna consigna política, sino que al sonido del dolor y muerte. Lo que encontraba al otro día flotando en la rivera del río es algo que no vale la pena mencionar (saquen ustedes sus propias conclusiones).

Para mi, mí visión de la historia parte tanto por la recolección de información, como por el constante cuestionamiento, y además, por dejar de lado cualquier atisbo de fanatismo ridículo; ver a jóvenes de mi edad con las gargantas endurecidas, con las venas marcadas en la frente y enarbolando gritos tanto a favor como en contra del “general/dictador” me produce vergüenza ajena, pero peor aun es ver a mujeres octogenarias olvidando, por “su general”, todos los valores cristianos que se encargan de arengar en sus días libres, elevando gritos como “Anda a buscar a tu padre a pisagua”: de verdad “increíble y profundamente patético”… se burlan de la muerte que no presenciaron con sus ojos, pero lloran si algo le pasa a su “pelu” o a su “cosita”.

La realidad se confunde entre grandes “Barras Bravas”, limitando el tema a si fuiste adherente u opositor del famoso régimen, limitando el tema a la política, limitando el tema a los márgenes de una ideología. ¿Y qué hay de los hechos olvidados?, ¿y qué hay de la gente anónima que se vio entre todo esto?, ¿Le importó a la CIA o al régimen que a la señora Chela le entraran a su casa y le rompieran todo por “alguien” dijo que su hijo universitario era un opositor?, ¿A alguien le importó que a la vecina de mi abuela le robaran el montepío del mes o que a la recién casada de la Gloria le mataran al marido, dejándola al borde de la locura? (todas personas reales). Esas son las voces de la gente, esas son las voces de la realidad que vive detrás de la política, y que los demás OLVIDAN quedándose solo con el contexto polarizado de la famosa “oposición o adherencia”…….. vendría bien recordarlas… cada vez que abramos nuestra boca y digamos “estadista” o “libertador”… o mejor aun… cuando digamos “gracias”.

“EL FANATISMO SOLO ESCONDE LA IGNORANCIA Y LA INCAPACIDAD DE PENSAR Y CUESTIONAR”